HECTOR JULIO CHAPARRO

Son muchas las facetas que se pueden describir  de este boyacense, que hace màs de 40 años está arraizado en Villavicencio y que ahora funge como Asesor de Prensa del Idermeta, precisamente teniendo como jefe al que fuera su alumno en el espacio deportivo de Radio Macarena, Tribuna Deportiva Todelar, en los años ochenta, Hernando Martínez Aguilera. La vida da muchas vueltas.

Lo primero que demuestra es el sentido de pertenencia con la tierrita, pero responsable con la  metense, precisamente que lo acogió, a su esposa y sus hijos entre ellos el recordado Julio Daniel con quien trabajamos en Radio Cinco, 1983 y 1984  antes de vincularse con el Espectador.

Una vez nos fuimos a transmitir la Carrera Internacional de San Andrés 1996  conjuntamente con el difunto Eduardo Rebolledo Manchola, y, en medio de unas cervezas se paro y verraco nos recordó la responsabilidad y profesionalismo para con todos los oyentes.

Sus pasos como directivo del Voleibol y Baloncesto del Meta, éste último 2004-2007 como presidente, han llevado el tinte amable de los triunfos, las derrotas y las canas por las frustraciones de no poder viajar o tener todo lo que necesitan los deportistas. Eso si la comunicación con directivos que le han permitido ir a muchos certámenes internacionales y que lo pueden conducir a Los Juegos Olímpicos de Londres, si es que como es natural los directivos le reconocen toda la dedicación al deporte aficionado. Recordemos que fue a los Olímpicos de Atlanta 1996.

Tal vez la faceta más centrada es que para él está primero la actividad deportiva y no las noticias generales donde ha hecho de todo desde locutor hasta las otras. No hay duda la honestidad, rectitud y credibilidad van de la mano con la capacitación y actualización de conocimientos que se inician con escuchar y leer deportes.

Cercano a los 72 años, sigue saboreando  Juegos Intercolegiados, asistiendo a los campeonatos nacionales que se hagan en el Meta, va a los escenarios deportivos para hablar con aficionados, directivos, entrenadores y deportistas, como si el tiempo no pasara.  Incluso con su afición por los países socialistas, a pesar de la disciplina, no olvida que un buen trago y  buena música cubana también forma parte de su personalidad. Al preguntarle sobre su edad, me dijo que cumplía todos los seis de junio, por si acaso, lo del regalo, porque el buen humor siempre está presente.

Por eso vale la pena escucharlo en  la iglesia del Dos mil, donde lee sagradamente desde hace tres años, la palabra de Dios los fines de semana.